martes, 1 de junio de 2010
Prohibido: Un laxante efectivo.
“La mayoría de las cosas que percibimos son inexpresables”,
se quedan dentro, no se comparten…
Pero la digestión, es un proceso requerido por el cuerpo.
¿Hay algo que quieras decir? Seguro que sí, quizá justo en este momento tratas de recordarlo, pero realmente podrían ser tantos verbos, tantos nombres, tantos textos que se apilan en la garganta impidiéndose el paso colectivamente, provocando una carraspera mental que no hay agua que calme.
Los malos médicos del IMSS, pero buenos en sus consultorios particulares, y los actores con batas blancas en los comerciales de medicamentos, recomiendan una vez a la semana, arrojar, aún contra la voluntad propia, y más aún contra la de los demás, todo aquello que cause molestia a las anginas neuronales, a base de: Escupitajos cotidianos, una sesión de vómito, diez series de cinco minutos de insultos, una hora de gritos al vacío, o media hora de charlas al espejo.
No es necesario mencionar síntomas del mal, porque cuando se padece, uno bien lo sabe, pero sí es importante recordar que todas las emociones reprimidas se somatizan en formas orgánicas, como dolores de cabeza, tumores, hasta cáncer (aunque el día de hoy todo lo provoque). Y como dicen, más vale prevenir, que lamentar.
Cuatro actores interpretando quizá a ellos mismos, a conocidos, a una mezcla de todo lo que les intriga, y a la vez repugna de las situaciones y los personajes que habitan el mundo que compartimos, expresando lo que muchos que se limitan a pensar, gritando lo que sólo se atreven a susurrar, cerrando el puño cuando los demás prefieren cruzar los brazos.
Habrá quienes le llamen Teatro y quienes lo consideren fuera del género, pero honestamente es lo de menos. Prohibido es un acontecimiento escénico que ejemplifica el cotidiano conflicto humano desde la perspectiva más natural: Aquella de quienes también lo experimentan a diario, como cualquiera que ocupa un lugar entre el público, o el que decidió no acompañarnos.
Donde no hay paredes, no hay obstáculos. No hay impedimentos para comunicarnos. En la silla de al lado, frente a frente, al grado del contacto, actor y espectador son uno mismo, porque la historia es de ambos.
Sara Pinedo.
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