TRANSEÚNTE

Diez cuadras o más, a paso despistado, sin fatiga ni prisa.



Son las 7:00, siempre digo que hago 20, pero luego me doy cuenta que son 30, cuando he llegado tarde.



Pero ¿cómo correr? No se puede. Es impropio, irrespetuoso, innecesario. Es como tragar, sin saborear, sin masticar. Las imágenes van de prisa y se pisan, se interrumpen, las estropea el ansía por ser vistas, a pesar de que no soy muy veloz.



De pronto pienso que he visto tanto, a pesar de la miopía y de los lentes en el estuche, se que he visto mucho, y comparo mis ojos con los de los tantos ciegos que andan por ahí trotando el mundo, rodeados de los paisajes increíbles que quizá les de el mar, las montañas, nieve o pastos; yo en cambio con la alfombra triste de asfalto, los luminosos pinos amarillos, las fuentes vacías, los ríos de autos y los cerros de gentel, he visto tanto.



Hoy por ejemplo... no lo recuerdo. Simplemente no lo recuerdo, a pesar de la importancia haya o no tenido. Se necesitan pruebas, testimonios de que un momento ha existido, y lo mejor es que cualquier ser expectante puede ser testigo.



La próxima vez que ande por la calle, asegúrese de ser visto, y devuelva el favor observando a detalle al árbol, a la persona, al lugar en juicio.

Sara Pinedo

Transeúnte

Transeúnte

sábado, 10 de julio de 2010

La “Generación espontánea”.



¡Que no me chupes la oreja!

Hay quienes mal acostumbramos el sentido del oído al típico sonido del claxon, voces, televisor, la música del Ipod, la de los compañeros de trabajo, el soundtrack de algunas películas… y de vez en cuando lo sacamos de la rutina gracias a recomendaciones, casualidades, e indagaciones, que sin duda el martillo, yunque, estribo, caracol, cerebro, y demás órganos agradecen.

Tal fue el caso del excelente masaje auditivo proporcionado por la voz de Iraida Noriega, y los acordes de Alex Otaola, guitarrista mexicano de bandas como Santa Sabina y La Barranca, el día de ayer, tras la pobre presentación del Programa FIAC 2010 (ojo, dije “pobre presentación del programa”, no “presentación del pobre programa”).

La afamada cantante, regresa a León bien acompañada, y con una provocativa fusión del Jazz con diversos géneros como el Blues, Folk, Funk, y Canto Tribal, valiéndose de un par de guitarras (acústica y eléctrica), sintetizador, amplificador, pedal, y los matices que sólo una experimentada voz puede explotar; llevando al público, de la mirada fija, a las manos en los oídos, el cuello al hombro, la gesticulación y los calosfríos.

Las instalaciones del Teatro Manuel Doblado, sirvieron también como marco para el artista visual Irapuatense, Jazzamoart (Francisco Javier Vázquez, en la pila bautismal), que “en vivo” se encargó de crear un ambiente evolutivo sobre el escenario, llevándolo del “vacío”, al vómito de colores, utilizando únicamente cuatro lienzos, cutter, pinturas y montonal de papel (el cual espero que sea reutilizado). Formando así un espectáculo realizado en tres planos: los musicales y el físico.

Un espectáculo único e irrepetible, porque su clave es la improvisación, el arte de crear espontáneamente, teniendo como herramientas el conocimiento y la imaginación; una característica que marca el estilo del Jazz. Entre cada pieza no hubo oportunidad ni libertad para el aplauso, pero al final fue contundente, en medio de una pieza a capela que parecía no haber terminado.

La vida se improvisa.

Sara Pinedo.

1 comentario:

  1. Si, yo también preferiría reutilizar tanto papel que uso Jazzzamoart. Era mas divertido hace algunos años, verlo en vivo, mas jóven y fresco, sobretodo para quienes no vimos en vivo a los artistas de la Ruptura o a los Fluxus haciendo lo mismo pero menos solemne y mas xhingón... creo que fue cansado y rutinario. Hace poco ví a Lola Lince y el montaje era similar (de la escenografía...) solo que Lola es perfecta, maravillosa, cuidadosa hasta en los mas minimos detalles y..y... TODO.

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